Los labios

Obviamente, el mejor beso siempre lo da quien sabe utilizar los labios. Hay que encontrar el punto intermedio de los labios, ni demasiado rígidos, ni demasiado flojos. Que no se te pongan tensos y rígidos, pues un beso no es una batalla de espadas contra tu pareja, pero tampoco dejes que se te pongan tan flojos que parezcan gelatina.

Debes sentir algo de presión entre tus labios y los de tu pareja, pero cuidado que no parezca que le has puesto candado a tus labios y que sólo tú puedes controlarlos. Y a la vez, has de evitar que tus labios queden tan relajados y volubles que parezcan no poder mantenerse por sí mismos. Labios firmes, con algo de presión, pero que también puedan ceder un poco de suavidad.

Actividad propuesta de tarea: Si esperabas leer un artículo en el que no se propusiese practicar besando a tu propia mano, lo siento, este no es. Si eres capaz de sobreponerte a la imagen de esas películas de los ochenta en los que las adolescentes practicaban besándose las manos, descubrirás que en el fondo es un estupendo método de aprendizaje y mejoría. Lo mejor es practicar sobre ti misma, de este modo, más o menos podrás saber lo que tu pareja siente con cada movimiento que haces.